Esta es la descripción que le cabe a los jugadores de este plantel luego de ver cómo le regalamos tres puntos a un tibio Argentinos Juniors cuando teníamos todo para ganarlo: un penal a favor, un jugador de más; ante un promedio que nos tiene a mal traer.
Pero claro, dentro del campo de juego estaban los “sin alma” que juegan para Banfield. Sí ,esos que domingo tras domingo reciben el aliento de su gente y que después piden entrenar lejos de ella, hacen lo mismo que el avestruz, esconden la cabeza.
Méndez, Wensel, Lavolpe, Da Silva y Acevedo fueron víctimas de los “sin alma” los que nos aseguran el descenso, un grupo de jugadores contratados o mal contratados por Clide Díaz y Carlos Portell para que defiendan los colores, sin pensar que sufrirían el daltonismo suficiente para no distinguirlos.
La gente siente una desilusión importante, pero claro, a los “sin alma” qué les importa si no sienten la camiseta. ¿A qué le vamos a echar la culpa? ¿al incumplimiento de pago? Ellos tendrían que pagar para que los dejen jugar; les pagan y les dan premio, un premio por hacer sufrir al hincha, claro, total a ellos qué les importa.
“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” y a empezar de nuevo, o mejor dicho, que se queden los Tagliafico (tanto cuesta imitar lo que él hace) y los juveniles con ganas de dar vuelta esta historia; dirigentes con amor por el Club es lo que Banfield necesita, un amor genuino y NO político porque ese sí que no sirve para nada.
Ya quedó demostrado. Hoy pagamos carísimo los errores y duele más que nunca.
Pero claro, dentro del campo de juego estaban los “sin alma” que juegan para Banfield. Sí ,esos que domingo tras domingo reciben el aliento de su gente y que después piden entrenar lejos de ella, hacen lo mismo que el avestruz, esconden la cabeza.
Méndez, Wensel, Lavolpe, Da Silva y Acevedo fueron víctimas de los “sin alma” los que nos aseguran el descenso, un grupo de jugadores contratados o mal contratados por Clide Díaz y Carlos Portell para que defiendan los colores, sin pensar que sufrirían el daltonismo suficiente para no distinguirlos.
La gente siente una desilusión importante, pero claro, a los “sin alma” qué les importa si no sienten la camiseta. ¿A qué le vamos a echar la culpa? ¿al incumplimiento de pago? Ellos tendrían que pagar para que los dejen jugar; les pagan y les dan premio, un premio por hacer sufrir al hincha, claro, total a ellos qué les importa.
“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” y a empezar de nuevo, o mejor dicho, que se queden los Tagliafico (tanto cuesta imitar lo que él hace) y los juveniles con ganas de dar vuelta esta historia; dirigentes con amor por el Club es lo que Banfield necesita, un amor genuino y NO político porque ese sí que no sirve para nada.
Ya quedó demostrado. Hoy pagamos carísimo los errores y duele más que nunca.
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