Mucha bronca e indignación mezclada con tristeza y lágrimas en los ojos hacen que la realidad de Banfield sea la peor: el Taladro perdió la categoría y duele en lo más profundo del corazón.
En el partido más importante que debía encarar, un equipo sin alma se entregó al descenso en menos de 45 minutos ante Colón de Santa Fe.
Errores desde todos lados condenaron a Banfield a este presente oscuro que se ve reflejado con la pérdida de categoría.
Ni siquiera una campaña de campeón pudo salvarlo; aunque gracias a ella pudo llegar con vida hasta la última fecha luchando por la permanencia. Solo 22 puntos de 114 posibles en la temporada hablan por sí solos.
El caos interno que desató la política dentro del Club salpicó hacia todos los sectores y manchó el plano deportivo: desorden e incapacidad dirigencial; un plantel mal armado; cinco técnicos durante el proceso; cortocircuitos internos dentro del plantel nos llevaron a esto.
En el medio, el hincha de Banfield que se bancó todas hasta que dijo basta: un contundente "qué se vayan todos" bramó hace tiempo en la Sede Social y ayer nuevamente se hizo sentir apuntando a la Comisión Directiva y el plantel que se retiraban del estadio.
1 comentario:
Estuve en la cancha, llevé a mi hija así como me llevaron a mi desde chica. Nadie más que un hincha del Taladro puede saber el corazón que se le pone. Cuando cantábamos que nos dieran la camiseta que nosotros la íbamos a usar mejor era totalmente cierto. Cualquiera de nosotros, mujer, hombre o chico saldría a defender con el alma la verde y blanca donde fuera. La tristeza, la inmensa tristeza, que inundó el estadio se palpaba, más allá de la violencia y disturbios de algunos inadaptados, lo que se veía por todas partes eran cabezas bajas, hombros caídos y lágrimas en los ojos. Sólo espero que todo esto sirva y que las cosas cambien, pero de raíz. Que no sólo sea cambiar al DT, que cambien las autoridades que haya que cambiar, que cambien al equipo entero si eso es lo que hay que hacer. Que todos pongan lo que hay que poner sobre la mesa. Y que esto se transforme sólo en un envión y no en una caída drástica. No es la primera vez que caemos ni que nos tenemos que levantar. Y que nadie crea que vamos a dejar de seguir a nuestro equipo, porque si hay algo fiel es la hinchada de Banfield.
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