El equipo de Daniel Garnero volvió a sumar de a tres ante uno de los líderes del torneo. Supo controlar a Sarmiento de Junín y dominó ampliamente el trámite del partido.
El primer gol llegó a los dos minutos, un envío largo de Prichoda encontró a Andrés Chávez ubicado como extremo derecho. El Negro encaró, se metió en el área y sacó el latigazo bajo al primer palo del arquero. Cuando los dos equipos parecían estudiarse, el Taladro golpeó primero.
A partir de allí, el equipo ganó confianza mientras que el Verdolaga intentaba asimilar el golpe. Desde la conducción de Andrizzi buscó llegar al área de Banfield con pelota al piso pero el local mostró una defensa férrea y un arquero que no cometió errores y mantuvo su valla invicta por segundo partido consecutivo.
Todo lo contrario ocurría en Sarmiento. Un rebote largo de Ischuk casi le permite a Matías Díaz aumentar la diferencia tras un disparo de Chávez. Otro error de la defensa visitante derivó en córner que Díaz tiró directo al arco a las manos del arquero. Pero no todas las intervenciones fueron malas para Lucas Ischuk. Promediando el primer tiempo y con una tremenda atajada le sacó un cabezazo a Chávez y en el complemento también evitó la caída de su valla ante Chávez, nuevamente, en dos oportunidades y otra vez ante Matías Díaz en una triple ocasión que milagrosamente no entró.
El Taladro mantuvo la hegemonía del juego y pudo plasmarlo en la red a los 17 minutos con el gol de Iván Pérez que definió con fortuna por arriba y aprovechó el resbalón del arquero para sentenciar el pleito.
El equipo definitivamente se soltó y monopolizó la pelota ante un rival que nada pudo hacer. Sin dudas fue el mejor partido de Banfield en muchos aspectos sobretodo en defensa. Se notó el trabajo y la evolución ante un rival que llegaba como uno de los punteros e invicto.
Y párrafo aparte para destacar la actuación de Andrés Chávez. Sin duda, los aplausos de todos los hinchas lo calificaron como la figura del partido. Pero para esto, el Negro ya había hecho méritos en la cancha. Velocidad, sacrificio; su característica guapeza y el arco entre ceja y ceja para abrir el partido y marcar presencia en el área contraria. Este es el camino, no solo de Andrés sino de todo el equipo para seguir creciendo.
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