En la semana previa al encuentro entre Banfield y los pingüinos mucho se habló de la incomodidad que recibirían nuestros vecinos chingolences, ya que en su cubetera nos arrinconan como animales en un codito, pero nada de eso pasó ya que la reja de separación que pondrían en la Osvaldo Fani nunca se vio, es más los cordones policiales, como ya era sabido, terminaron cediendo ante los hinchas granates; ¿seguimos siendo los buenos de la historia? o ya pasamos a ser demasiado BUENUDOS.¿Y las 2900 populares y 400 plateas? son muchas preguntas para que nadie las responda. En esa tribuna había más de 6000 personas quienes nos cargaron, a nosotros los hinchas. ¿Y nuestros dirigentes? "bien, gracias".
Lo lamentable es que una vez más no se piense en el socio que día a día sufre porque no se lo escucha, ¿algún día seremos escuchados? seguimos preguntando pero también seguimos esperando la respuesta.
Es por ello que la gente empezó a decir basta y en las afueras del palco donde se encontraba el presidente Carlos Portell hubo insultos y disconformismo hacia su persona en el entretiempo del encuentro teniendo que llamar al personal de seguridad y hasta la policía estuvo presente en el lugar para retirarse minutos más tarde.
También fue atacado verbalmente, una vez finalizado el encuentro, el manager del fútbol profesional Héctor Clide Díaz quien estuvo varios minutos dando explicaciones sobre un tema que ni el mismo Clide conoce. Los hinchas exigían la presencia de algún dirigente que pudiera dar rspuestas a lo sucedido pero ninguno apareció. Habrá mucha tela para cortar de acá en adelante.
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