Parecía un partido como los últimos. Pico Hernández y Adrián González habían trabajado mucho durante estos días para levantar a un equipo afectado anímicamente por los últimos resultados pero sobretodo por los bajo rendimientos incomprensibles si se toma como parámetro la primera mitad del torneo. Así, la dupla interina mandó a la cancha un equipo renovado, con un dibujo táctico distinto y decidido a ir a buscar el partido tal como lo había mencionado Pico Hernández en la previa del partido.
Pero en la cancha no se vieron grandes resultados, al menos durante el primer tiempo donde el local se mostró superior y lo plasmó en el arco de Santillo en apenas 12 minutos de juego cuando Lucas Villaruel puso la pelota lejos del arquero para darle la ventaja a Huracán.
Banfield no tuvo grandes ocasiones para empatar el partido y así se fue desvaneciendo la primera mitad con la desventaja y la sensación de ver más de lo mismo dentro del campo de juego.
Sin modificaciones, el segundo tiempo arrancó y en apenas ocho minutos, Huracán se quedó con diez hombres por la expulsión de Rodrigo Erramuspe; algo que animó un poco a Banfield que, de a poco, se fue arrimando al arco local pero sin peligro existente a excepción de una gran oportunidad que Chávez no pudo definir con precisión luego de un centro de Toledo desde la izquierda.
Desde el banco, Pico mandó a la cancha a Matías Díaz y Nicolás Bauchet para aprovechar los espacios pero ni así Banfield podía dominar el partido. Encima, a los 30, llegó la expulsión de Favio Segovia por doble amarilla para hacer todavía más difícil el escenario y la esperanza de la igualdad.
Pero sorpresivamente fue allí donde el Taladro comenzó a crecer y con más actitud que fútbol tuvo una inmejorable chance con el penal sobre Bauchet. Hacia el punto del penal caminó Iván Pérez, se paró frente a Daniel Islas y cruzó el remate. El arquero lo atajó pero el árbitro decidió repetirlo porque se había adelantado. Nuevamente fue Pérez por la revancha, eligió cambiar el palo y otra vez apareció Islas en acción para quedarse con la ilusión del gol banfileño a poco de final.
Ahora sí, el partido parecía liquidado pero Banfield tuvo una más, y Bauchet tuvo una más y no falló. Conectó el centro de Matías Díaz, que desbordó por izquierda, y puso el gol que sirvió como desahogo a los 41 minutos del segundo tiempo.
Un punto que tiene una doble lectura. Por un lado no resulta relevante si uno mira la tabla de arriba pero tiene un gran valor puertas adentro como inyección anímica para este plantel que ahora aguarda expectante la llegada del nuevo cuerpo técnico.
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